Cómo resolver los errores más comunes que perjudican el vínculo


¿Cómo resolver los errores más comunes que perjudican el vínculo?

El ser humano tiende a idealizar personas y situaciones, además de sostener creencias que, por generalizadas, no dejan de ser un obstáculo para la felicidad de la pareja. Sepa cuáles son y evite rupturas.

Es muy común que, cuando una pareja está formándose, familiares y amigos opinen, y den consejos sobre lo que “hay que hacer” para lograr un matrimonio o una pareja feliz. Incluso las películas y cuentos infantiles también aportan en ese sentido. Pero, ¡cuidado! muchas veces esos consejos e informaciones están plagados de mitos y mentiras sobre lo que es y lo que de verdad significan el matrimonio y la convivencia. Una reciente investigación da algunas pistas sobre este tema: profesores de psicología de la Universidad de Washington han realizado varios estudios con parejas, tomando en consideración numerosos mitos aún vigentes que afectan la estabilidad marital.

Sus conclusiones aclaran de manera muy práctica algunas de estas falsas creencias sobre el amor y el matrimonio. Vale la pena explorarlos y ver sus implicaciones para establecer una buena relación amorosa.

MITO 1: “Marido y mujer deben hacer todo juntos”

Hay muchos que suponen que la pareja ideal es aquella en la que se da una fusión total, “dos convertidos en uno solo”. Nada peor que este pensamiento. Lo ideal para la “salud” de una pareja es decidir individualmente, pero pensando conjuntamente: no es que haya que pedir permiso para hacer una actividad, pero sí hay que tener en cuenta los compromisos previos con la pareja y darles prioridad frente a otros.

Insistir en hacer todo “de a dos” supone una presión perjudicial sobre ambos miembros de la pareja y sobre la relación. Sin embargo, no tener actividades compartidas también resulta negativo para la unión. Como en todos los aspectos: hay que buscar el sano equilibrio y la armonía.

MITO 2: “Hay que transformar a la pareja en alguien mejor”

Si a uno no le gusta la persona con la que va a casarse, es poco probable que le guste después de haberlo hecho. Una cosa son los reajustes y adaptaciones necesarias en toda vida de pareja, y otra las exigencias de cambio que uno impone a otro, exigencias destinadas únicamente al fracaso.

MITO 3: “Un matrimonio infeliz es mejor que un hogar roto”

Un matrimonio infeliz es una dura prueba que, a veces, se mantiene por razones que nada tienen que ver con el amor. Hay muchos motivos: de tipo económico, social, religioso, o por miedo a la soledad, por los hijos, etcétera. Corregir las expectativas idealistas o exageradas respecto a la pareja puede ayudar a reparar una relación deteriorada; pero hay que considerar que, a veces, es mejor una buena separación que una mala convivencia.

MITO 4: “Los buenos maridos arreglan enchufes, las buenas esposas ponen el lavarropas”

Aunque, por lo que se refiere a las tareas domésticas, han caído muchos estereotipos sobre lo que es “masculino” y “femenino”; todavía hay algunos hombres que suponen que poner el lavarropas o cambiar un pañal excede sus competencias, y algunas mujeres siguen pensando que programar un DVD es algo por completo inaccesible.

Lo conveniente es hablar sobre qué sabe hacer cada uno y lo que está dispuesto a aprender y, si es necesario, analizar qué se puede encargar a otras personas. Si es cuestión de mala voluntad de una u otra parte, habrá que tomar la decisión de poner límites. Es esfuerzo y ha de compartirse.

MITO 5: “Tener un hijo mejora un mal matrimonio”

Aunque los hijos suelen suponer una fuente de satisfacción para un matrimonio; la responsabilidad de educarlos y criarlos aumenta la presión sobre la pareja.

Si el matrimonio ya tiene problemas, los hijos sólo empeorarán una relación ya debilitada. Suponer que la pareja puede sentirse más unida por tener un hijo es un grave error, además de un pensamiento egoísta, que sólo traerá nefastas consecuencias para ese niño.

MITO 6: “El matrimonio es una sociedad 50/50”

El mismo sueldo por el mismo trabajo, las mismas oportunidades para todos, son ideas democráticas razonables; pero intentar llevarlas a la pareja de modo absoluto es equivocado. En la vida real, cada uno aporta diferentes capacidades, sin que ello suponga un perjuicio para el otro. Si uno realmente ama a otra persona, disfruta haciendo algo por ella. Así el matrimonio ideal sería una comunidad de carácter socialista, en la que cada uno da según sus capacidades y recibe según sus necesidades.

MITO 7: “Las parejas no deben revelar sus problemas a extraños”

La idea de que lo que sucede en la pareja no debe comentarse con nadie porque es una traición a la relación, puede impedir que un vínculo con dificultades encuentre una solución a sus problemas.

Consultar con un profesional puede salvar una buena relación si ambos están interesados en ello.

Sin embargo, consultar todas las decisiones con la familia o los amigos puede impedir que la pareja se constituya como ente independiente.

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